La energia creadora
por David Verdejo
Psicólogo,
Centro Readaptación Social Gendarmería de Chile, Iquique.
Académico, Universidad del Mar, Iquique.
Mi postura frente a la psicología esta relacionada con el psicoanálisis y desde ahí es mi referente. Leyendo a la psiquiatra psicoanalista Joyce McDougall(1) quien plantea nuevas lecturas -desde Freud- para redefinir perversión, conducta sexual y sublimación, ella dice que las resoluciones que hacemos sobre la sexualidad son actos sublimatorio, como una realidad artística, es decir, en la manera que nosotros tengamos actividad sexual satisfactoria, -gratos y plenos- y tan exaltados, como cuando hacemos artes, es decir asociarlo con la fotografía o la puesta en escena de una obra de teatro, de una buena música, siendo una cualidad sublimatoria del orgasmo… si quieres verlo de esa manera. El clímax es el disfrutar… -te pongo mi ejemplo personal (siendo más cercano a la música)- cuando la escucho suelo tener la misma sensación que cuando tengo relaciones sexuales, se me pone la piel de gallina, hay canciones que me hacen llorar, otras que me alegran, y por lo tanto en un momento me empiezo a transformar. Es extraña la situación y pienso que debe pasar algo similar con el transformismo (y la transexualidad) -que están muy asociados por lo demás a la homosexualidad-, ya que es un tema artístico, no cualquiera se viste de mina y esto puede ser la fantasía o el fantasma, depende de cómo se vea…

¿En que se modifica entonces el concepto de perversión?

Freud era muy rígido respecto del tema de las mujeres y su aliada la perversión, sin embargo Freud no concebía la perversión como maligna, de echo decía que los niños eran perversos por norma, por supuesto no unos “Chukis"(2) no obstante y como aclaración, Freud planteaba que la perversión era una parcialidad de la sexualidad y lo que lo que nos diferenciaría de los animales es la fantasía de ser progenitor. Planteaba que el erotismo, los juegos previos, el sexo anal, las felaciones eran perversión cuando se ejecutaban por separado, eso nunca se le entendió mucho, todo seria malo según Freud. La señora McDougall habla ahora de una neosexualidad(3) poniendo énfasis en que la perversión existe cuando una de las dos personas no quiere consentir la relación, cuando hay abuso y el abuso es cuando una persona dice no quiero participar en esto y se le obliga, como es el caso de las personas con déficit mental o los niños quienes no pueden ni decidir ni tomar desiciones propias.

Esto es muy interesante porque McDougall abre la mirada respecto de la normalidad de ciertas conductas, -entre ellas el travestismo- si no hace daño a otro, ni es una conducta obligada, en la medida que el otro lo valida y en que lo desea.

La idea de la homosexualidad como perversión, también es relativa en la teoría Freudiana, él habla de inversión. Si nos damos cuenta la homosexualidad está cargada de peyoratizaciones, sin embargo lo que planteaba Freud, era la “inversión” en el complejo de Edipo para quien la estructuración de la personalidad, estaba en la resolución del Edipo, por lo tanto acá habría que integrar y no cambiar, ya que estas fijaciones de desarrollo libidinal que son catexias, -es decir la energía sexual se fija a una idea u objeto- no estaba relacionado con lo falico o lo perverso, simplemente con las sensaciones que emanaban de nuestro cuerpo, y con los roles de papá y mamá. Desde luego todas las definiciones han ido cambiando con el tiempo, así habría que situar la homosexualidad según la época y obviamente que todo cambia desde el año que deja de ser además una enfermedad siquiátrica.
¿Se culpa a la madre de la homosexualidad de los hijos?
Claro, siempre se ha dicho que la madre que no suelta al cabro chico, lo hace más dependiente, -si no sale sicótico, le sale maricón-, pero también son lecturas, hay otros factores que suman también a la figura paterna, cumpliendo funciones, etc. Para mí fue una sorpresa saber que todos los casos que vio McDougall con pacientes homosexuales y sus historias se repiten en las historias con pacientes heterosexuales, ¿entiendes? las mismas dinámicas están en la heterosexualidad, por lo que no hay tantas diferencias, eso hace aún mas complejo el tema todavía, y ya no funcionaria la profilaxis respecto de la homosexualidad. Es decir que su niñito juegue con muñecas, lo vista de rosado o hágalo jugar a la pelota pa que no le salga colita, eso es profilaxis y se habría derrumbado. No se puede tener un perfil de homosexualidad, el tema no son las conductas, está la idea y la idea es un vicio; es un vicio del trabajo social sacar perfiles: el perfil de un ladrón, de un drogadicto, el perfil de un homosexual. Solamente en este tema te encuentras como con varias definiciones o categorizaciones, la loca, el mariposón, el gay, el maricón, el gay del poto, de la cabeza, entonces tantas diferencias, no se puede llegar y estigmatizar. Esta es sólo una parte de la completa entrevista que se encuentra en el libro.

(1) Teórica francesa, analista supervisora y didacta de la Sociedad Psicoanalítica de París.
(2) Película “Chukie, el muñeco asesino”.
(3) Joyce McDougall (2005) “Las mil y una caras de Eros”. Buenos Aires: Paidos