Es como un cuento artístico

Vestirme de mujer fue un proceso, tenía diecinueve años, trabajaba en una discoteque de garzón y se me presentó la oportunidad de subirme al escenario por un cuento que la discoteque estaba buscando nuevos talentos. Me comenzó a picar el bichito de las luces, de que se sentía estar sobre el escenario, sentir el aplauso de la gente.

Se me dio la primera oportunidad en el elenco de la discoteque “Bocara”(1) -fue alrededor del mes de agosto o septiembre del año 2001-, junto a las transformistas que eran ya parte del elenco y los bailarines del staff. Después empecé a trabajar estable, a la hora del pub, junto a Máxima, -puedo decir que es mi madre artística-, junto a ella recibíamos a los clientes del pub en el Bocara, después el fin de semana en el show estelar y así comencé a moverme un poco dentro de Santiago, en eventos a hacer “gogodancer" (2) en discoteque heteros(3) pubs, de todo un poco en realidad.

¿Fue cómo fácil llegar a vestirse de mujer?

Lo más típico son mis recuerdos de adolescencia, usar los tacos de mi mamá y las faldas largas que ella usaba, pero llegar a usar maquillaje o haberme vestido completamente de mujer creo que no. Se me hizo fácil porque tuve la ayuda de una persona que estuvo conmigo, -que ya era parte de mi vida, de mi día a día- fue quien me ayudo bastante, en todo el proceso de lo que significaba la transformación. Me ayudo en los primeros días, me ayudo con el cuento de la ropa, zapatos, maquillaje.

Siempre he idealizado el transformismo, lo veo como un “cuento” artístico, siempre me llamó la atención el lado de las artes visuales, el teatro, pero nunca tuve la posibilidad de ingresar a un grupo de teatro o estudiar en una escuela de teatro.

Comenzar a hacer transformismo me abrió un mundo totalmente distinto, me hizo llegar más a la gente, de otra forma, sacar cosas, es como mi otro yo ya que a mi me cuesta un poco más.

¿Cristian potencia a Isidora o al revés?

Cristian potencia a Isidora por un cuento de que Cristian le presta su cara, su cuerpo e Isidora toma o pasa a ser parte de este proceso de transformación.

Siempre he dicho que las esencias cambian, las esencias no se mantienen. Si fuera la esencia de Cristian en Isidora Ferrer, esta mujer no sería como es, no seria la extrovertida, no seria la mujer buena para tirar la talla y todo el cuento. Cristian es un poco más recatado, más retraído.

¿Cómo llegas a Iquique?

Por esas casualidades de la vida, me encontré con una persona con la cual habíamos estado en Santiago trabajando en el mismo lugar. Venía a Iquique de paso y se da la posibilidad de hacer un show en un pub (Iquique) que se llamaba “Budha Bar”, ahí comencé a trabajar junto a Lala (compañera de Santiago), luego quedé como la anfitriona ya que Lala se fue a Arica. Así se fueron dando las cosas como animadora, que pienso que es como lo fuerte que tengo como la Isi.

¿De qué manera se relaciona tu familia con tus decisiones?

La familia es el mayor potencial para mi, en este caso es mi madre. Siempre me ha apoyado desde el momento que asumí mi condición sexual, me apoyó en todo el proceso. Mi madre desconocía a la Isidora hasta que… -cuando las cosas ya son necesarias por un tema de tranquilidad-, decidí presentársela por un cuento de que ella también tenía que aceptarla. ¿De mi familia?, más que nada es mi madre quien me apoya en todo lo que hago, en todas mis decisiones, siempre ha estado ahí, presente en todos esos momentos en que he estado bien o mal con este cuento del transformismo.

¿Tu padre?

Mi padre en realidad es un cuento aparte. Mi padre llega hasta Cristian, mas allá no sobrepasa, ni en mi “condición” (?) o en mi estilo de vida. Mi padre no es un elemento fundamental dentro de mi historia de vida, lo respeto, lo admiro, por el hecho que es mi padre, pero más allá de eso no. Ni siquiera hay un roce o un interés por compartir historias o vivencias juntos. La entrevista completa se encuentra en el libro.

(1) Disco Gay de Santiago.
(2) Bailarín.
(3) Para todo público (Heterosexual)