YORKA: Siempre fuí ganadora

En el pueblo de La Tirana -santuario de la religiosidad del norte de Chile- vive hace años Héctor, junto a sus perros y a la imagen en yeso -colmada de flores plásticas- de San Lorenzo de Tarapacá. Tiene 59 años de edad, pero creíamos que tenía más y nos muestra su carné de identidad. Viste sencillamente, no tiene reparos en su vida, ni en darse a conocer en el pueblo de 800 habitantes, como la Yorka(1) o el mítico Yorka. Reparos no hay porque sabe que fue un icono del mundo bohemio del Iquique de los 80.

Si puh soy la Yorka, pero mírame puh, ja, ja, ja, ja (Le dice al fotógrafo que la mira a través del lente y no con sus propios ojos).

Héctor me gustaría que me contaras de ti, distintas etapas de tu vida para así ir conociendo también de Iquique.

Te voy a contar que a los siete años me violaron en Tarapacá (2) y me quedó gustando puh, después fui trabajando en negocios, en cahuines.

A los siete años la Carmen Parra me fondeaba debajo de sus piernas cuando llegaba la Comisión. Y principié a ganar, a ganar, ¡a ganar!. Trabajé donde el Guayo, después trabajé en el “Bluestar”, trabajé donde la Maiga y así principié a surgir. Después trabajé donde la Rosa Garay, del Acrópolis, y ya dije yo, desde las once de la mañana trabajaba.

¿Vestido de mujer?

Sí, hasta las diez, once de la noche, ya principié a…. me compré una casita en Cuarta Sur con Avenida Aeropuerto (Iquique) y me juí levantando, tenia hasta doscientas mujeres, me faltaban piezas, hasta la mía la emprestaba, y juí gueón, me enamoré también. Al gueón que gueá no le di, ja, ja, ja, hasta moto le compré.

¿Estudiaste?

No, hasta Quinto Básico creo.

¿A que edad empezaste a vestirte de mujer?

Desde los siete años. Un día me fue a buscar mi madre…yo trabajaba en la “Mujer sin Alma”.

¿Era una obra de teatro… qué era la “mujer sin alma”?

No, era un cahuín. Era la gueá más mala que la chucha y arrendó mi amigo ahí. (Se va enredando en sus pensamientos, mientras sigue tomando vino)

¿Y ahí que existía?

Había que tirar pá arriba, empecé a llevar mujeres, mi casa era de arena y principié a luchar a luchar y tire pá arriba puh. Ahora (en La Tirana) por recibir a una mujer con tres cabros chicos, yo no sabía, me quemaron entera mi casa, yo tenía de todo, era todo de cemento.

¿Se te quemó todo, lo que tenías se perdió?

Todo, todo se quemó (razón por la que vive actualmente en una mediagua), vinieron mis cabronas a verme y me mandaron cosas.

¿Las cabronas eran las dueñas de las “casas” (3) donde tú trabajaste?

Si puh, yo era más ganador de plata que la chucha, si me echaba hasta 50 gueones arriba en la espalda.

¿En una noche?

Si puh, y nunca he tenido una enfermedad venérea porque siempre me controlé.

¿Ahora no te preocupa el sida?
(Esta es sólo una parte de la entrevista completa a Yorka que se encuentra en el libro)

(1) Para le producción de El Truco era importante conocer a Yorka, previamente nos contactamos y le propusimos la entrevista y la sesión fotográfica. Acordamos la fecha, se hicieron los diseños, se llevó el vestuario, los accesorios y se eligió la locación (espacio físico para la sesión). Así mientras se le maquillaba, vestía y transformaba -en el incendio de su casa se le había quemado todo, hasta su ropa de mujer- fue transformándose de la Yorka que vende verduras en La Tirana a esa Yorka que recordaba su pasado de “ganadora”.
(2) Pueblo de Tarapacá donde la comunidad venera al San Lorenzo.
(3) Prostíbulos iquiqueños.